viernes, agosto 03, 2007

charlas universales de un hombre insignificante


“...No es hija de la madre tierra, nadie sabe muy bien, pero yo me animo a conjeturar que ella es... que ella es el Diablo.
Es una mujer quemasoles, lleva a Deimos y Fobos en sus ojos, lo rojo del planeta Marte son mis mejillas.
yo soy parte de ella, yo alguna vez fuí su insomnio, su desvelo.
Hoy estoy afuera.
De todos modos me hago el tonto y la miro de lejos igual...

_Para poder dormir?

_No, verla no da sueño. Da amor..
.”

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los espartanos creían que toda vida eterna era el permanecer de un nombre en la memoria del otro; en la memoria de la comunidad; en la memoria de la tierra. Y así, el ser no era más que estar siempre siendo por el otro, por la memoria del otro.
¿Y sabés qué? Yo creo que estamos eternamente salvados del olvido...y sobretodo vos...no porque al diablo le produzcas un ligero malestar estomacal cuando te ve (¡gran osadía!), sino porque que a los ángeles les das risas de nubes. ¡Te quiero mucho! Muy bueno el blog. Me gustó muchísimo este post...aunque siempre tenga una preferencia por el Sr. Rabioso.