jueves, agosto 09, 2007

La vez que Dios (bajo la apariencia de Roberto Chanel) visitó el bar sin nombre




Ante la mirada inalterable de todos entró y saludó con frenesí:

_ Buenas noches muchachos!!

Nadie contestó el saludo, excepto Amigo, que tal vez lo hizo con la intención de no aparentar ser descortés. Llegó hasta el mostrador le dirigió una sonrisa angelical al mozo y luego le dijo lo siguiente:

DIOS_ Un Marlboro común, anotalo, voy a pagarte...estemm, bueno, en otro momento. Muchas gracias.

Mientras golpeaba el paquete en el mesón miraba la mesa del Negro, luego la de nuestros personajes. Finalmente depositó sus ojos (con todo lo que eso significa) en Filósofo y habló con la inigualable voz de Roberto Chanel:

DIOS_ Muchachos...¿Novedades...?

El Filósofo respondió como si estaría redactando una carta:

FILÓSOFO_ Querido Dios: En la iglesia pueden ser mucho más interesantes las súplicas que te alzan los feligreses, aquí estamos porque prácticamente ya no nos queda más nada por decir ni por hacer. Entienda que si estamos hablando con Usted en esta morada no es porque hayamos muerto de cuerpo o de fé, simplemente fue el cielo que vino hasta nosotros y se nos cayó encima. Oh y por favor, no tome mis palabras como un reproche, este lugar fuma sus penas también.

Dios apoyó el cigarrillo encendido en el cenicero de bronce, se consumió inmediatamente y desde allí nacieron unas nubes. El techo del bar transformado en cielo se puso de un color celeste como el manto de la Virgen de Medjugorje aparecida en Herzegovina, Bosnia.
Un tango sin nombre flipando en el aire se dejo escuchar hasta que nuevamente el Filósofo raspó sus cuerdas vocales imitando vaya a saber a que personaje de su pasión por el cine de terror clase B.

FILÓSOFO _ Ohh, aunque no lo crean, viene tormenta.

Nadie le creyó. El bandoneón daba la fuerza para que la segunda copla no se haga esperar ni un segundo más... y así fue. Dios, luego de encender su segundo cigarro y otra vez con la voz de Roberto Chanel, profirió las siguientes palabras:

DIOS _Pero... yo también ahogo las penas del amor aquí. Y yo...

Antes de continuar Dios largó el humo del tabaco, ahora daba la impresión de que estaba fumando carbón vegetal o algo por el estilo, un humo negro inundó la sala llegando hasta el último rincón del bar... Amigo se levantó de su silla e interrumpió:

AMIGO _ No quiero perder el hilo de la conversación, pero estoy muy asustado!! Acabo de ver una piedra gigante moviéndose allí afuera. Va a tapar la puerta de entrada!!

FILÓSOFO_ Ohh!! ¡Que más da! De aquí no se va nadie.

Ahora era Rabioso quién dejaba su silla, una vez que estaba de pie la pateó con fuerza haciéndola rodar por el piso. Tal vez hizo eso con la idea de llamar la atención más que Amigo, quién lamentablemente había agregado, sin darse cuenta, el pánico a la escena; quizás también era para imponer respeto y que realmente lo observen y escuchen todos los allí presentes.
De cualquier modo, nada ni nadie se podía distinguir entre tanto humo negro:

RABIOSO_ No interrumpaaan !!! Hable por el amor de... por el amor de Usted !!!

DIOS_ La profundidad y el vacío que sienten en esta cueva los dest...

RABIOSO_ Noooo!!! Iba a decir algo y se frenó. Hable!!! Diga de una vez lo que iba a decir!! Y yo... Y yo qué?!!

DIOS_ YO, LOS AMO.

El humo negro desapareció, nadie hablaba, el lugar recuperó una vista nítida y la frescura llegaba a las narices de estos fugitivos con aroma a campos de trigo. Fin del tango bravo... cierre de bandeoneón. El único peso que había ahora en el aire era el silencio. El Ruso lo interrumpió tosiendo, como un trueno que cae sin tormenta.
Aquella visita inesperada duró apenas un instante, pero había sido el tiempo suficiente para dejar a Rabioso débil, a Filósofo sin fundamentos, al Ruso en desventaja y Amigo en soledad.

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